Interpretaciones del Derecho de Autor

Hasta hace poco se pensaba que la única interpretación posible de la legislación sobre el Derecho de Autor era aquella que indicaba que todo lo que una persona hiciera tenia que publicarse con todos los derechos reservados, es decir, que cualquier otra persona que quisiera hacer uso de una obra, tendría que ponerse en contacto con el autor o el titular de los derechos patrimoniales. Esta forma de entender el Derecho de Autor, más que beneficiar a los autores, realmente beneficia a los editores o a las empresas para las que trabajan los autores.

La legislación laboral establece que si una obra es creada en el marco de un contrato, los derechos patrimoniales son de la empresa, entidad o persona que paga por la elaboración de la obra. Por esta razón se presentan las siguientes situaciones:

  • En la industria de la música, es común encontrar que los principales ingresos de los canta-autores se da por cuenta de los conciertos, ya que las utilidades de las ventas de discos son para las casas discográficas, quienes tienen los derechos patrimoniales de los temas musicales.
  • En la industria del cine, los actores y directores reciben un pago fijo o un porcentaje de los recaudos de taquilla, pero las productoras reciben las mayores utilidades por concepto de venta de películas y de productos asociados.
  • En la industria editorial, los escritores venden sus derechos patrimoniales a las editoriales o reciben un porcentaje por las ventas, pero son las casas editoriales las que obtienen las mayores utilidades.
  • En la industria del software, los desarrolladores tienen generalmente un pago fijo o un sueldo mensual, siendo las casas de desarrollo las que tienen los derechos patrimoniales.

Sin embargo, existen músicos, productores, escritores, programadores, pintores y otros artistas que no se mueven en los círculos convencionales de estas industrias y para los cuales la interpretación convencional del Derecho de Autor representa un obstáculo, al dificultar la posibilidad de compartir, estudiar, modificar, remezclar y generar nuevas creaciones a partir de las existentes.
 
También existen opositores a la manera como tradicionalmente se presenta el Derecho de Autor, ya que asume que toda creación tiene que hacerse con un fin monetario y desde una postura individualista, amparado en la idea que la creación intelectual es posesión de un individuo y no para el beneficio de la sociedad. Sin embargo, hay posturas desde las cuales se argumenta, por ejemplo, que más importante que el fin monetario a través de la venta de un intangible, como es una licencia o permiso de uso, esta el desarrollo de valores sociales, como la solidaridad, la libertad y la autonomía por lo que resulta esencial poder utilizar la creación que otras personas han realizado, y que la retribución económica debería estar en función del trabajo de las personas.

Lo cierto es que ante estas dos miradas, la de un Derecho de Autor que prohíbe por defecto cualquier uso con la expectativa de obtener un beneficio económico a partir del permiso de uso y un Derecho de Autor que permite de antemano diversos usos para promover la creatividad y el beneficio de la sociedad, la legislación permite ambas interpretaciones, con la condición que quede expresamente declarado en la Licencia de Uso. Si una obra, sin importar su naturaleza, no tiene explicita la licencia, la legislación asume que el autor tiene “todos los derechos reservados”.

En la actualidad, la aparición de los dispositivos electrónicos con alta capacidad de procesamiento de información e interconectados a través de Internet, plantea nuevos retos, no sólo en los mecanismos y tecnologías para asegurar el respecto por los Derechos de Autor, sino también sobre la postura éticas de las personas.

En el pasado, copiar literalmente un fragmento de texto o un libro completo y presentarlo como producción propia era más difícil de identificar, pero ahora, el plagio en Internet es muy fácil de reconocer. Así mismo, en el pasado resultaba muy difícil la co-elaboración de obras en todos los ámbitos (música, literatura, arte, etc.), pero ahora, gracias a los nuevos medios y espacios de comunicación que genera Internet, esto resulta relativamente sencillo, limitado únicamente por el deseo y la voluntad de las personas para hacerlo.

 

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